jueves, 13 de noviembre de 2014

CRÓNICA BREVE DE LA VIDA URBANA


El acoso a los fumadores ha puesto muy de moda esa especie de invernaderos que se montan en las  puertas de las cafeterías, donde, demás de beber o desayunar sentados a la vista del respetable, se puede echar humo mientras se charla por el móvil con un acompañante invisible.
  

Observando la actitud de las cuatro personas que se sentaron en la mesa de al lado, pensé que la vejez me había vuelto muy raro. Se me hacía muy difícil comprender que aquellos cuatros señores no intercambiaran una sola palabra entre ellos, todo lo que hablaron lo hablaron por separado, cada uno a su teléfono móvil. Y con él gesticulaban, gritaban y sonreían  Sin dejar de hablar, pagó cada uno su cuenta, y marcharon en amistosa compañía.  También pensé  que había cambiado mucho la comunicación entre amigos, y que las cosas importantes se decían por teléfono Y las declaraciones de amor,  ¿cómo se hacen? ¿Con la rodilla en tierra, o el teléfono en la oreja?