jueves, 22 de enero de 2015

EXTRAÑOS

En los bancos de la plaza, conocidos fantasmas de desconocidos viejos, que se amontonan en el silencio de la reflexión o la soledad de los recuerdos, aquellos que se comparten o se callan en lo más íntimo de la memoria. Ellos y yo fuimos amigos, cuando no teníamos arrugas, ni el bastón soportaba el peso de los años. El paso del tiempo nos ha convertido en extraños. Partí joven y regresé viejo. Ahora soy forastero hasta en mi propia tierra. La plaza de mis recuerdos la veo ocupada por gente extraña, por cosas nuevas, por árboles que no estaban. Sin embargo, por un momento creo ver en el cielo la bandada de gorriones negros, que por la tarde volaba alrededor de la torre, con su algarabía de pájaros de fiestas o de lutos.  Donde tantas veces siendo niño había tocado repiques de gloria o redobles de muertos, en aquellas viejas campanas.